miércoles, 4 de agosto de 2010

Angeles de Acero

1565. El Imperio otomano se yergue como un coloso sobre los reinos cristianos, sus tropas victoriosas en los campos de batalla, su ambición sin límite ni freno. Frente a él, una Europa dividida, incapaz de presentar un frente unido al decidido asalto turco. El siguiente objetivo del sultán Solimán el Magnífico es la isla de Malta. Su caída a manos musulmanas abrirá el Mediterráneo a los ejércitos otomanos y significará sin duda la ruina de la civilización occidental.

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